El pasado domingo después de una
dilatada carrera deportiva como amateur de más de 10 años disputé mi octava
maratón de asfalto en Barcelona y sabía a priori que sería la mejor. El domingo
corrí con Egoísmo Positivo (www.egoismopositivo.com), entidad que nació hace un año y
medio para integrar, a través del running, a personas discapacitadas en el
mundo del deporte. Unos treinta corredores llevábamos siete sillas; Donovan,
Raquel, Leila, Pilar, Jesús, Laia y Cristian.
Con esta maravillosa experiencia he descubierto que existen dos tipos de corredores y no me refiero a hacer marcas o a correr ultratrails o ironman como yo antes había hecho, me refiero a corredores que han corrido con Egoísmo Positivo o entidades similares o no.
El domingo descubrí por las calles de Barcelona corazones inmensos, gente muy bonita llenos de ilusiones, sonrisas, cariño y felicidad. La carrera fue una fiesta de 42 kilómetros por las calles de Barcelona llena de fuerza, emociones, sentimientos, garra, calor humano y alegría mientras bailábamos, tocábamos el silbato, reíamos y claro ¡corríamos una maratón!
Me acosté sin saber el tiempo que había hecho y sin embargo había sido la mejor carrera de mi vida e inmensamente feliz, un punto de inflexión en mi vida deportiva. Me di cuenta de lo egoísta que había sido hasta entonces y no me había dado cuenta, con qué poquito se puede hacer feliz a mucha gente porque todos somos iguales y tenemos que tener derecho a lo mismo.
Todo mi reconocimiento a Jesús
Oliver y Alex Parreño fundadores de Egoísmo Positivo y toda su “marea negra”.
En estos días inciertos y llenos de malas noticias Egoísmo Positivo es aire
fresco para seguir creyendo en la calidad humana y en que entre todos es
posible hacer un mundo mejor y con las mismas oportunidades para todos.